Nuestros aventureros, de los cuales ya descubriréis su
pasado. Se hayan en la moza receptiva, una tasca de Blaviken, contando las
pocas monedas que les quedan. Mientras
esperan un aspero desayuno.
Tras ellos, dos pastores trasiegan licor para calentarse
antes de volver al campo y discuten entre ellos.
-Te igo que lo vi, negro como una cucaracha y echando pestes
por la boca
-No seria un doblecolas, o una wyverna, que de esas a veces
asoman argunas de las que hay en el sur. Que a lo mejor te pasaste con el
orujo-Dice quitándole la botella-Y se te retuerce la memoria.
-A ti te voy a retorcer yo el pescuezo, sabré distinguir yo
uno de ´sos de un dragoncillo. Retumbó alla en el fortín y salió volando hasta
la colina.
-¿Y se lo dijiste al Corregidor? –Pos claro, hace un mes lo
menos, cuando empezó a salir y comerse ovejas. Mu chiquiticas, porque no es más grande que un poni gordo ¿sae? Pero
to es darle tiempo y que crezca. Y hayá fue un sobrino del Barón, con una
espada repatipuesta una compaña fiera. Pero amos, que no ha vuelto y ya lo han
dao por muerto. Y ahora tras la muerte del Barón…
Nuestros héroes vieron un filón para conseguir algo de oro y
además el sabor de la aventura les lleno las fosas nasales ¡Un Dragón! Aunque
fuera chico seguía siendo una buena gesta.
Pero lo más importante era el dinero, así que fueron al
encuentro de Masón, el Corregidor de Blaviken y también su carnicero. Masón
les comentó que debido al reciente asesinato del Barón, Lord Saxton el
Regente está hasta arriba de trabajo y no ha respondido a su solicitud de
ayuda, ni con aceros ni con plata. Asi que solo dispone de unas 50 monedas como
recompensa. Aun así, nuestros aventureros deciden correr el riesgo.
Y en estas que los vamos a dejar, tras media jornada de
camino, en las frias puertas de la caverna donde han visto al Dragón aterrizar.